miércoles, 25 de julio de 2012

Las penas del guionista

José Luis Garci ejerciendo de guionista

En este teatro que llamamos realidad, el guionista es un personaje ninguneado por muchos. Nombrar a 5 guionistas de prestigio puede resultar una tarea imposible para muchos de nosotros. En general, sabemos de los actores y del director de una película, pero desconocemos la vida y obras de grandes guionistas del séptimo arte como: Ernest Lehman, Herman Mankiewicz, Joseph L. Mankiewicz, Paddy Chayefsky, Rafael Azcona...
Creo que las cuitas del guionista y lo que significa su labor en el mundo cinematográfico están bien reflejadas en las charlas del director y guionista de cine José Luis Garci; de una de ellas he extraído dos pequeños fragmentos para que los leamos juntos. Garci es un hombre al que tengo bastante aprecio por lo mucho que he aprendido de él a través de la televisión, sobre todo de su recordado programa ¡Qué grande es el cine! A él le parecerá una tontería, pero me encantaría estrecharle la mano y decirle: "Gracias por hablarme de cine todos estos años". He vuelto a ver El abuelo (1998) y tengo que repetirlo: es una obra de arte, una adaptación precisa y deliciosa de la novela dialogada de nuestro Benito Pérez Galdós, un teatro filmado en el que el viento acaricia a los personajes en su paisaje natural. Cae la aristocracia venida a menos y es sustituida por una maraña tejida por parásitos y amiguetes, alcalde, políticos y demás ruin ralea se reparten los restos. Siempre hay unos pocos mamones que se hacen con el botín. Pero me desvío del tema, hoy Garci nos ilustra sobre la figura del guionista:

"Habláis muy bien de lo que es el guión y todas estas cosas de teoría, pero yo tengo una explicación mucho más sencilla: el guionista es un señor que llega a la habitación de un hotel a eso de las 11 de la mañana, cuando está todo revuelto y están las camareras con el follón de los lápices, los bolígrafos y cambiando las sábanas, y entonces el guionista minuciosamente limpia el polvo, pasa la aspiradora, llega a la cama, hace la cama, pone muy bien las almohadas, pone la colcha, y cuando ya está todo terminado llega el director y se mete en la cama con la rubia. Ése es el trabajo del guionista, no nos engañemos, así ha sido y así va a ser siempre, porque el guionista —para la industria del cine— no es ni siquiera «la mantequilla del sandwich»; lo gordo del sandwich, el jamón, es el director, naturalmente; el queso, o el huevo, son las actrices y las «tapas» las amantes del director y del productor, y nosotros no tenemos nada que ver en ello.

...

Los guionistas son la columna vertebral de la historia del cine.
Naturalmente, como decía Moravia en El Desprecio, el enemigo directo es el director; y, sobre todo, desde que llegó la nouvelle vague y se inventó aquello de «un cine que es mentira». Hay un complejo de inferioridad tan grande en el director ante el escritor, que un director dice: «Yo quiero el decorado de esta manera y quiero que eso no esté así, que la puerta abra para acá y el tiro de cámara ahí», pero no firma el decorado, y dice: «la fotografía la quiero cruzada, quiero la luz lateral, etc.», y no firma la fotografía. Pero, amigo, se sienta a hablar con el escritor un rato y dice: «Yo también firmo el guión», ustedes y los críticos tienen la culpa de ello."

Imagino a ese director que firma el guión después de apenas haber cambiado dos o tres palabras con el sufrido guionista. Hay muchos ejemplos en la historia del cine. Ay, escritor de donde fueras, qué poco te pagan por tanto trabajo que tienes y por tantos sueños que creas.

Si estás interesado en leer la conferencia completa que dio Garci, puedes leerla en esta dirección:
http://congresosdelalengua.es/zacatecas/mesas_redondas/garci.htm

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