jueves, 31 de enero de 2013

Una cuestión de color

Fotograma de la película Django unchained (2012)
En la última película del retratista de violencia con elegante encuadre, el señor Quentin Tarantino, transformador de cine B en cine A: Django unchained (2012), podemos ver a hombres y mujeres afroamericanos, de color de piel morena, interpretando a esclavos descendientes de africanos en pleno siglo XIX, cuando aún no se les permitía siquiera tener descendencia con hombres y mujeres blancos. La cuestión es que estos pobres seres humanos, tan sufridos y maltratados por el hombre blanco, en la realidad eran más oscuros de piel, mucho más que esos actores que hoy en día devuelven sus espíritus a la vida, sus historias y miserias a través del magnífico arte que es el cine.

Cuenta la historia que el término nigger era usado por los blancos americanos al referirse a los hombres y mujeres africanos usados como esclavos. Una época marca a todos los que en ella existen, hombres de gran valía para la ciencia o la escritura también creían, en esos siglos pasados, en la diferencia de razas y no eran contrarios a este abuso que significa siempre la esclavitud. La palabra nigger la usan hoy en día algunos afroamericanos morenos para referirse entre ellos, pero, ah, Dios, ten cuidado de usar tú esa palabra, cargada de un cierta aureola denigrante, si tu piel es tirando a blanca. No se te ocurra. Entiendo perfectamente el enfado del excelente director de cine Spike Lee cuando se queja del exceso de este largometraje en el uso de la dichosa palabreja (en su versión original). Cada uno de nosotros tiene distintas percepciones de lo que significa un abuso y lo que trae consigo una exagerada denigración.

En esta cinta, destaca la interpretación de Samuel L. Jackson en un personaje cargado de matices psicológicos. Encuentro la historia, en general, como la de uno de esos tebeos, que llamamos comics, donde ir más allá de lo razonable es parte de la fantasía, aquí, a 24 imágenes por segundo, a esta nos entregamos espectadores y directores de cine. Por lo demás, la cinta parece que no decepciona a los aficionados al cine con sello de Quentin Tarantino, aunque a mí me haya parecido una cinta menor con escasa entidad filosófica y artística.

PD. El primer Django fue rodado en 1966 por el director italiano Sergio Corbucci. La filmación se desarrolló en varias localizaciones de España, Madrid: Colmenar Viejo y La Pedriza. Pero esa es otra historia muy distinta en todos los sentidos.

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