jueves, 23 de mayo de 2013

El perro y su madre divina

Algunos de los perros de Ente
El perro es feliz y juega alegremente con poca cosa que se le preste en su infancia. El perro crece enamorándose del amo. El perro llega a edad adulta, después de ver las durezas de la vida, más triste; su dueño es para él su único consuelo, su pequeño Dios: vive dependiendo de una caricia suya, de una atención, por pequeña que sea. Me dan pena los perros cuando se acercan a mí buscando una caricia, me ven como su eterna madre, su Dios fallido.

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