domingo, 24 de abril de 2011

Dibujos animados en el cine

Extracto del mediometraje La leyenda de Sleepy Hollow (1949)
El arte del cine se nutre de imágenes en acción, naturales o creadas por el hombre. Con estas últimas nace la animación, los dibujos animados, que se adaptan en esta ocasión para captar algunos componentes del romanticismo clásico, una historia de ultratumba, la profundidad del oscuro bosque, la naturaleza y, en fin, el misterio de toda una leyenda.  La Leyenda de Sleepy Hollow, escrita por Washington Irving en 1820, fue adaptada al cine por la productora Walt Disney en 1949 con el título de The Adventures of Ichabod and Mr. Toad, pues incluía dos cortos: la leyenda propia del Jinete sin cabeza y la adaptación de otro libro: El viento en los sauces (escrito en 1908 por Kenneth Grahame). Elijo este corto de animación por lo bien conjugados que están en él unos componentes casi indispensables para el cine: la música (aquí con unas canciones tronchantes), los personajes (con un alma distinguida, diferente), imágenes portentosas (con un ejemplar uso de las sombras) y una historia atractiva.

Los largometrajes de dibujos animados usan de parecidos trucos a los del cine convencional para crear los ambientes requeridos: curiosos ángulos de cámara, un ritmo adecuado al momento, un fondo musical, distorsión de los colores como los filtros para la fotografía ordinaria... En estas películas realizadas por el método clásico de animación participan cientos de dibujantes, artistas y técnicos, tal es así que durante varios años se realizan de uno a dos millones de dibujos, según el metraje de la cinta, y se gastan varias toneladas de pintura, miles de lápices, cientos de pinceles y decenas de millones de dólares cuando la producción es de Walt Disney. Aunque desde hace unos años casi toda la animación se realiza exclusivamente con ayuda de ordenadores, a través de programas con motores específicos para los movimientos de personajes y fondos, nos quedan las obras maestras de artesanos de antaño, como por ejemplo: Los viajes de Gulliver (1939), de los estudios Fleischer (productores de  Popeye, Superman, Betty Boop...), para un disfrute entero cargado de emotividad.

Fotograma del mediometraje  La leyenda de Sleepy Hollow (1949)

Os animo a ver el corto completo de la historia de Ichabod Crane y el Jinete sin cabeza, y averiguar de qué forma termina este buen hombre sus días. Yo lo he podido ver en la televisión pública en dos ocasiones, siempre en navidades.
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