El miedo es un sentimiento que nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte. En nuestra época de vídeo, televisión y cine, aprendemos mayormente a sentir miedo a través del visionado de imágenes grabadas con ese propósito. Pero atendamos primero a la definición que da la Real Academia Española de la Lengua del concepto miedo:
Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. Recelo o aprensión que uno tiene de que le suceda una cosa contraria a lo que desea.
Completémosla luego con la siguiente, expuesta en el Diccionario de psicología de Larousse Planeta (1995).
Sentimiento de inquietud experimentado en presencia o imaginación de un peligro. Los psicoanalistas distinguen claramente el miedo de la angustia. El primero es la reacción normal a un peligro real, mientras que la segunda se relaciona con un miedo sin objeto (sería la impresión vaga de correr un peligro indefinido ante las propias pulsiones).
La televisión se encarga de transmitirnos ese sentimiento; semejante perturbación nos acongoja mucho más en la niñez. Viendo la cabecera de un capítulo cualquiera de la serie televisiva El planeta de los simios (1974), nacida tras el enorme éxito de la película del mismo título de 1968, la cabeza con gesto altivo del gorila, que sostiene, ah, terrible sensación, un arma de fuego, me atormentaba en las tardes de un año lejano de mi niñez.
Capítulo titulado El lobo, perteneciente a la serie documental El hombre y la Tierra (1974-1980)
Fotograma de la película Blancanieves y los siete enanitos (1938)
En el cine, a los más pequeños nos aterrorizaba la imagen desfigurada de una bruja. Muchos niños, cuenta la historia de este séptimo arte, abandonaban las salas de cine en las primeras apariciones de la malvada bruja de Blancanieves y los siete enanitos (1938). La maldad en una figura femenina deteriorada hasta los límites.
Fotograma de la película Bambi (1942)
El cine infantil, aquel destinado a los más pequeños, es fuente y creación de nuevos miedos. En eso era un experto el director y productor Walt Disney. Pensamos en la posible muerte de nuestra madre tras presentir, al escuchar un disparo, que un cazador acaba con la vida de la madre de Bambi, en la cinta del mismo título de 1942. A propósito, Bambi era un varón, a pesar de su primera figura tan afeminada. Con el mismo filme, ya vamos tomando conciencia de lo terrible del fuego en el bosque. Cuidémonos del fuego en la naturaleza, madre de árboles y demás preciosas criaturas, sin contar con los feos insectos descomponedores de la hojarasca, que también tienen su función. Este es un miedo que nos ayudará a conservar los pulmones de nuestro mundo: los bosques.
Fotografía de un señor disfrazado de payaso
El payaso es uno de los mayores productores de llantos infantiles. Estas representaciones teatrales que buscan la risa, en ocasiones causan el efecto contrario. Exceptuando a los Payasos de la Tele, Gabi, Fofito y Miliki, graciosos y risueños siempre, los demás payasos, de rostros pintados de blanco y rojo, pueden causar coulrofobia, autentico pánico a sus excesivos maquillajes y a sus gestos a menudo grotescos. En esta ocasión, el miedo no es el efecto buscado por el creador.
Fotograma del cortometraje El asfalto (1966)
Por último, para no hacer demasiado extenso este artículo, una recomendación: Historias para no dormir (1966), del director Narciso Ibáñez Serrador, creador genial, quizá demasiado pagado de sí mismo, pero de indudable talento para causarnos inquietudes. En El asfalto asistimos al hundimiento lento de un pobre infeliz en el pavimento de una calle ante la indiferencia de todas las personas que andan por allí. Sólo un pequeño hombre intentará salvarle, pero esto le acarreará innumerables trámites administrativos. La historia de Carlos Buiza nos procura una angustia sin fin. Podemos ver el corto en la siguiente dirección de Internet: http://www.rtve.es/alacarta/videos/historias-para-no-dormir/historias-para-dormir-asfalto/1107620/ En este caso, el miedo ante el abandono y la soledad es casi insoportable durante la niñez.
Bien, hagamos un repaso de las cosas que ocasionaban miedo a un niño como era yo: un gorila con un rifle, una manada de lobos, una bruja, la muerte, el fuego, un payaso con excesivo maquillaje, el abandono y la soledad.
Películas como El resplandor (1980) o El exorcista (1973) serán tratadas en un artículo sobre el miedo, cine y televisión en la adolescencia, puesto que a ningún padre puede ocurrírsele permitir que un niño vea tales terrores.
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Los zancudos que perseguían a los niños en algunas fiestas también daban un miedo terrible.
ResponderEliminarCierto.
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