Fin de semana del 31 de mayo al 2 de junio de 2013
Fotograma del anuncio de la película R3sacón (2013)
R3sacón (2013). El director Todd Phillips, autor de
otras comedias estúpidas como Road Trip (2000) o Resacón en las Vegas
(2009), que convierten el género de road movie (cine de carretera,
basado en episodios que acaecen en un viaje) en una sucesión de burradas sin
gracia, vuelve con otra muestra de cine estúpido para público ídem o, al menos,
poco exigente en cuanto a la calidad de un guión pretendidamente humorista. Llego
a entender que un adolescente de hoy encuentre algo gracioso en ver a un
asiático tirándose en paracaídas desde un edificio mientras grita que adora la
cocaína, tal vez porque detrás del humor está siempre un tabú (algo que la
sociedad esconde), ¿pero seguirá haciéndole gracia una memez como esa cuando
tenga 40 años? Apostaría que a la mayoría no. Es curioso el parecido entre los
actores Ryan Dunn (que murió en accidente de tráfico en 2011) y Zach
Galifianakis, uno de los pésimos intérpretes de esta extraña y gamberra
comedia. Este cine no requiere más estudio, carece de innovación, su humor es
burdo y la resolución de la historia es de traca. La broma sobre la jirafa en la autopista no me hizo ninguna gracia.
Fotograma del anuncio de la película Hijo de Caín (2013)
Hijo de Caín (2013). Es bueno que el cine experimente
y se arriesgue, pero hay que tenerle respeto al ridículo, a poder caer en algo
que nos de un poco de vergüenza ajena. Esto es complicadísimo, por eso se sigue
hablando hoy en día de Alfred Hitchcock, era un genio de alturas, no estaba ahí
gracias a la ayuda de nadie más que la de su valía. Aplaudo, sin embargo, a Jesús
Monllaó Plana, director de cortos que salta al largo con pretensión y que,
quizá, se ha quedado a medio camino de conseguir lo que buscaba: causar mucha desazón
en el público. Sobre José Coronado tengo que decir que es un ejemplo de que,
con trabajo y bastantes años de esforzarse, un mal actor puede convertirse en un
excelente intérprete, hay una gran distancia desde sus primeros papeles, allá
en Yo soy esa (1990) y los últimos, como No habrá paz para los
malvados (2011), pero esto ya lo sabe él, no hay sorpresas. Este thriller
psicológico en torno al ajedrez y a un hijo de psiquis complicada, a pesar de
los fallos de guión que muchos parecemos encontrarle, hay que verlo, es una
película para que los críticos la analicen y comparen con lo que saben o creen
saber. Como curiosidad, la cinta fue rodada en catalán, y, para la versión en
castellano, han doblado al actor que hace de hijo, David Solans, con una voz
que no es la suya.
De qué va la vida (2013). Es un documental. La
pregunta que lanza al aire es una grande y tal vez es bueno entrar a una sala
de cine para atender a las respuestas que dan múltiples personajes sobre ella.
Sacude el espíritu saber que hay personas que piensan que la Virgen de su
región es lo más grande del mundo, por ejemplo, cuando la Tierra tiene cientos
de Vírgenes a las que rezan millones de personas. Sacude el espíritu cualquier
cosa que pensemos sobre la utilidad de la vida, de procrear y de morir. Creo que
Dios no puede existir por sí solo, necesita que alguien lo imagine; en un
planeta sin vida no hay Dios porque nadie lo puede imaginar, por tanto: Dios no
existe, es incapaz de existir por sí solo. Pero eso es lo que yo creo, hay
miles de opiniones distintas. Este documental parece más un producto
televisivo, por otra parte, le faltan imágenes sorprendentes de nuestra
naturaleza, de los árboles, los bosques, los mares...
La advertencia de la semana es la canadiense Mi gran
aventura sexual (2012), pues es tan mediocre como presumimos a primera
vista. Queriendo ser una comedia romántica se queda en una tontería extendida
durante 90 casi insoportables minutos. Un chico quiere reconquistar a su ex
apuntándose a clases sexuales de una autodenominada Maestra Yoda Sexual: para
salir corriendo y no parar hasta llegar a Alburquerque, donde debió torcer Bugs
Bunny.
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