En esta ocasión, nombraré algunos títulos de largometrajes comerciales estrenados en el año 2017 que me gustaron y otros tantos que resultaron ser una mala opción. Comienzo con los que recomiendo:
En el quinto puesto: Logan de James Mangold. Pesimismo y superhéroes enfermos.
En el cuarto puesto: Dunkerque de Christopher Nolan. Uno trozo
de historia a través del cine.
En el tercer puesto: La forma del agua de Guillermo del Toro.
El hombre que domina las secuencias cinematográficas.
En el segundo puesto: A Ghost Story de David Lowery. Un
fantasma apegado a una casa en una historia filosófica.
En el
primer puesto: Blade Runner 2049 de Denis Villeneuve. De lo mejor para el cinéfilo en los años 2017 y posteriores.
Y termino con los que me aburrieron o hicieron arrepentirme
de su visionado. Recuérdese que son cintas supuestamente comerciales, con un
presupuesto alto:
En el quinto puesto: Chips, loca patrulla motorizada de Dax Shepard.
Un humor aburrido estropea el recuerdo de una serie televisiva de los años 70 y
80.
En el cuarto puesto: Cincuenta sombras más oscuras de
James Foley. Los enigmas de lo absurdo, el sexo y una pareja sin química.
En el tercer puesto: Rings de F. Javier Gutiérrez. Cuando alguien quiere hacer algo que
iguale o supere al original (que no era muy bueno) y le sale un bodrio.
En el segundo puesto: Arsenal de Steven C. Miller. John
Cusack y Nicolas Cage vuelven a colarse en una película que defrauda a sus
seguidores.
Y en el primer puesto, la peor película comercial de 2017, con
un presupuesto medio-alto: Emoji: la película de Tony
Leondis. El peor guión en muchos años. Es una doble K.
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