miércoles, 27 de noviembre de 2019

Dos hombres y un destino (1969) # ¿Por qué es tan buena?


Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969) es un largometraje mítico para muchos cinéfilos. En España recibió el título de Dos hombres y un destino, que tiene una fuerza y un atractivo poderosos. Es curioso, pero no fue hasta 1977 que se pudo proyectar en este país, tras la muerte del dictador Franco, la razón pudiera ser que esta es la historia de dos bandoleros que robaban bancos y no estaba bien visto por la censura que se mostrara a estos bandidos como héroes o que pudiéramos simpatizar con ellos. Se trata de un western atípico, que mezcla comedia, suspense, una buena fotografía y un excelente guión, junto con la presencia de dos estrellas de Hollywood, Paul Newman y Robert Redford, en sus mejores años. 

Si alguna vez has sonreído viendo la película La princesa prometida (1987), recuerda que William Goldman es su guionista, un hombre capaz de crear los diálogos más ingeniosos y atractivos que puedas descubrir en un filme, cito algunos de sus guiones: Marathon Man (1976), basado en una novela suya, Todos los hombres del presidente (1976), Un puente lejano (1977), La princesa prometida (1987), Chaplin (1992), Maverick (1994) y un largo etcétera. 

El director de esta cinta es George Roy Hill, que recordamos por Matadero Cinco (1972), El Golpe (1973), con Redford y Newman, y el Castañazo (1977). Fue nominado al premio Óscar por Dos hombres y un destino y lo ganó en 1973 por El Golpe. Fue un realizador querido por el público, pero que, en general, no recibió el aprecio de la crítica que, a mi entender, merecía. En el largometraje que trato hoy firma la fotografía Conrad Hall, un profesional que siempre fue del todo fiable.

Esta película se suele clasificar como un western crepuscular, pues se realizó en una época en la que ya no estaban tan de moda las películas del oeste americano, pero su excelente factura y la buena acogida que ha recibido siempre por el público la pueden colocar en un pedestal como una de las películas más entretenidas de la historia del séptimo arte. Contiene un gran número de escenas memorables, una canción para la eternidad, Raindrops keep falling on my head, de B.J. Thomas (curiosamente, los críticos de la época no supieron entender que se colocara una canción moderna en un largometraje ambientado en el viejo oeste americano), unos diálogos tremendamente atractivos y unos actores radiantes: Paul Newman, Robert Redford y Katharine Ross, además, en ella podemos disfrutar hasta de una canción de Dabadaba.

Para el recuerdo: La escena de la bicicleta (que improvisó Paul Newman haciendo algunas acrobacias) para hacer sonreír a la chica de su amigo (que todos pensamos que le gusta a su personaje), la escena de la carga explosiva para abrir la caja fuerte es impactante, con la madera saltando por los aires ante dos hombres de pie, los robos de bancos en Bolivia, el intento de hablar en español (en la versión original), la pelea a cuchillo que terminó de otra forma, la persecución sin tregua, el salto al agua desde gran altura, el final de leyenda y tantos otros, todos llenos de pura magia cinematográfica. Conclusión, estamos ante una película imprescindible para los aficionados al cine.

Vídeo en el que leo este articulo sobre el largometraje Dos hombres y un destino (1969)

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