Extracto de la película Corazones solitarios (1958)
Si Maquiavelo cernía la historia de los príncipes y caudillos para dar consejos a los nuevos, lo mismo hemos de hacer con el arte los que sufrimos, sacarle provecho para los nuevos y dolientes seres sensitivos, que los hay a porrillo, pues ya se ha visto que de lo que todos dicen que es lo provechoso, el ajuntar riquezas, sólo salen cabecillas codiciosos que acaban con el sistema y nos hunden a todos. Que el dinero y el oro son una ilusión mucho mayor que la de amar a las letras o a cualquiera de las artes. Que todos somos la misma hierba que crece en el prado, a todos nos cimbrea el viento, y a cualquiera arranca la mano de un Dios niño que pasea sobre nosotros pisoteando nuestros tallos sin poner importancia a uno siquiera. No escuchemos las voces que nos apartan de los libros diciendo: “Eso no te dará de comer”, o: “De eso no sacarás provecho”, porque nos engancharán a un carro donde haremos de mulas, nos pondrán anteojeras que nos librarán de espantos, que no son más que roba sentidos, y nos eliminarán la capacidad de sentir.
Sintamos y librémonos del ron que nos nubla la mente; abajo el botellón y arriba las artes.
Una página de filosofía al día, al siguiente una de historia, algo de literatura salteada, una buena película, un paseo, compartir cosas…, esto crea más dicha en nuestro ser que el juntar el dinero para un móvil de última generación, ¿por qué? Porque el ser humano ha de sentir y realizar, no sentarte a contemplar sus posesiones en su cuarto, sus máquinas que nada sienten. Las ciudades no tienen ya niños jugando en los parques, es deprimente; todos están jugando con estúpidas máquinas, juntando puntos de una fantasía inservible. Sí, somos mezquinos y luchadores, nos encantan los golpes, torpes y sectarios, seguimos a los líderes seleccionados por los poderosos, pero hay una fuerza invisible, un poder que crece en todos, la voluntad colectiva que se desborda. Está cerca una revolución, y la harán los que sienten, en 30 ó 50 años, no más, nuestros hijos o sus hijos, pronto. Una revolución hecha por personas cultivadas y sensibles.
Bueno, esto se lee en cinco minutos. La revolución durará años.
Esta es la importancia de mantener nuestra capacidad de sentir a través del cine, la literatura y cualquiera de las artes, la de no convertirnos en seres sin emociones que cualquiera pueda manipular.
Algunas películas que nos ayudan a conservar nuestra capacidad de sentir:
Fotograma del largometraje Naves misteriosas (1972)
De Naves misteriosas (1972), también conocida como Naves silenciosas, escribí un artículo en este mismo blog: http://elperiodicomasbreve.blogspot.com/2011/04/cuidemos-las-plantas.html.
La cinta es un baluarte del cine para reflexionar, con un tiempo narrativo ideal que nos permite hacernos preguntas sobre el hombre y el entorno vegetal del que se ha alejado incomprensiblemente. El cine actual, con su ritmo rápido, crea espectadores y críticos insensibles ante el arte de películas como esta.
Fotograma de la película Johnny cogió su fusil (1971)
Johnny cogió su fusil (1971) es una cinta contra el belicismo. Trágica en su casi totalidad, y surrealista a veces, nos muestra la realidad de un hombre que, tras participar en la Gran Guerra, ha quedado amputado, ciego, sordo y mudo, y que, a pesar de todo, siente en su interior, mucho más, incluso, que los médicos que le atienden.
Fotograma de la película Corazones solitarios (1958)
Corazones solitarios (1958) es una cinta bastante distinta de otra de igual título rodada en 2006. En esta, con un Montgomery Clift atormentado por la circunstancia de querer ayudar a los lectores de su columna de periódico dedicada a las almas solitarias, descubrimos la necedad de algunos que son víctimas de su propia forma de ser, su monstruosidad interior.
La lista puede ser tan grande como nuestra sensibilidad. Colabora, pues, y comenta películas que te hicieron sentir, emocionarte... Gracias.
Fotograma de la película El increíble hombre menguante (1957)
El increíble hombre menguante (1957) es una película de ciencia ficción convertida en obra maestra por la suprema forma en que enfrenta al hombre con un entorno cambiante; su fragilidad eterna se encuentra en cada momento con nuevos retos. Es una película participativa, pues a todos nos incita a gritarle al protagonista: ¡Haz esto o lo otro, así te salvarás!
Fotograma de la película Los 400 golpes (1959)
La infancia, la libertad que perdimos, una madre que no nos quiso, los adultos represores..., todo está en esta obra de Francois Trufautt, que una vez fue un niño sensible al que le gustaba el cine.
Nueve años después de escribir este artículo, lo leí para un vídeo que publiqué en YouTube
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Buena entrada. Buenas películas. No recuerdo ya la de Corazones solitarios. Gracias por la recomendación. Un saludo.
ResponderEliminarHola, estoy aún haciendo la entrada. Espero que alguien aporte títulos diferentes. Ya verá que le gusta Corazones solitarios (1958). Otro saludo.
ResponderEliminarche, un saludo desde otro lado del mundo, muy bueno todo lo que veo hasta acá, que siga asi, ah muy gracioso que para mandar mensajes el programa ponga un captcha con un "demuestra que no sos un robot"...
ResponderEliminarHola Xbeltrame. Muchas gracias por los ánimos.
ResponderEliminarLo del mensaje que te puede tomar por un robot es cosa de Google y sus métodos para llevar los cuadernos nuestros.
Espero que entre todos sigamos aportando información a la Red.
Saludos. ;)