Monty, como le conocían sus allegados, fue uno de los mejores actores que han tenido los mundos del teatro y el cine. Sus interpretaciones gozan de una extraordinaria fuerza que atrae al margen de sus exquisitos rasgos, tan bien modelados por su naturaleza hasta aquel fatídico accidente. Algunas de sus mejores películas son: Un lugar en el sol (1951), De aquí a la eternidad (1953), Vencedores o vencidos (1961)...
De la perdida de belleza pueden hablar mucho y con certeza las mujeres, que, con los años y de manera natural, ven desaparecer con más o menos sufrimiento aquel poder de atracción. Esta privación progresiva de hermosura afecta más a los que más tienen; así, para una mujer de atractivas proporciones es notablemente sufrido este robo de belleza.
No es realmente cierto aquello de que la belleza se lleva en el interior, puede que sí la simpatía o la amabilidad, pero, reconozcan el engaño, lo bello está por fuera, siempre miraremos más a los guapos que a los feos, siempre sentiremos ganas de posar nuestros ojos en los atractivos ante los desagraciados, que miramos de soslayo, está en nuestra naturaleza, otra cosa son desviaciones. Bien es verdad que admiramos con más fuerza a los genios declarados, artistas, escritores..., sin reparar en lo hermoso de su figura, pero lo bello nos habla directamente al corazón, su atractivo es visceral, la vehemencia está en los rostros y en los poemas, en las manos y en los cuadros, en la cintura y en las catedrales...
¿Qué les ocurre a aquellos que se quedan en la mitad? Que no sin bellos ni feos, los que padecen el síndrome del medio, estar a mitad de camino; ¿se conforman, desarrollan otras aptitudes? En el mundo del cine, el actor resuelve esta cuestión con carisma, con presencia, aplomo, confianza, miren si no a Robert de Niro o a Meryl Streep, cuyas actuaciones a menudo resultan magnéticas para el espectador.
Afortunadamente, para la mayoría de los actores la distancia que les separa de sus admiradores les ayuda a mantener esa atracción hacia su belleza, pues en numerosas ocasiones son tipos superficiales, antipáticos y egocéntricos, lo que les convierte en personas insoportables. En el día a día son necesarias otras aptitudes para ser mínimamente aguantable, y creo que una de mayor importancia es la amabilidad, una persona amable, como el protagonista de Big fish (2003), de Tim Burton, conquista cualquier corazón. La amabilidad, queridos dos lectores, es la llave que abre algunas de las puertas en el mundo real, el dinero, ya lo sabemos, las abre casi todas, y el sexo, otras tantas, pero todos podemos ser amables...
Montgomery Clift, o su personaje, he de decir, era bello y amable, ¿qué más se puede pedir? ¿quién no quisiera ser como él? ¿qué se sentirá al hipnotizar a los demás con esos grandes ojos azules, como aquellos del psicoanalista Sigmud Freud, autor de La interpretación de los sueños (1900), de mirada aniquiladora y hermosa, según apuntaron los estudiosos que le conocieron.
Si contamos el número de espectadores que tuvieron los actores en sus películas, el más atractivo resulta ser John Wayne; el más taquillero de la historia era feo, fuerte y formal; el hombre atraía a los demás, que querían emularle; aquel tipo se llevaba a la bella Mauren O'Hara en El hombre tranquilo (1952), cuando no a las estupendas piernas y labios de Angie Dickinson en Río Rojo (1959), y eso con sólo ser fuerte y formal... (aunque, en realidad, para mí no fuera más que un bruto mata indios y japoneses; una propaganda americana con piernas).
¿Por qué el actor más taquillero no es el más bello? La respuesta es sencilla: el cine es el espejo en el que nos miramos, la mayoría somos como Dustin Hoffman, Alfredo Landa o Max von Sydow, no especialmente guapos, y son ellos quienes resultan más representativos, observen a James Stewart, representa al americano medio, y siempre se lleva a la más hermosa: Grace Kelly, Donna Reed o Jane Arthur.
Tomaré yo mismo el consejo para la vida: ser amable, usar cierta simpatía y educación en el día a día para procurarnos mejor beneficio de este valle de lágrimas que hollamos haciendo caminos. ¡Y que viva Antonio Machado!
Christie es una actriz de extraordinaria dulzura y sensibilidad.
Llevo ya un tiempo desengañado del cine actual y echando mano de los clásicos, del cine a partir de los años 50 y ciertamente no hay parangón.
ResponderEliminarUn lugar en el sol, es una sublime obra del celuloide, que apenas ha envejecido y que supuso un punto de inflexión en las carreras de sus protagonistas femeninas: Liz Taylor y Shelley Winters. Acompañadas como no de un siempre correcto Montgomery Cliff que aquí está sublime.
En fin, una joya que alcanza cotas de obra maestra en comparación con el panorama actual.
Hola compañero de la Red. Gracias por participar en mi página dedicada a los sentimientos que nos transmite el Cine. Creo que el problema del cine actual es que está dedicado a un público muy joven, poco exigente en cuanto al guión se refiere. En el cine clásico es fácil encontrar obras maestras, es cierto, pero también se ha hecho muchísimo cine estúpido en cualquier época, grandes actores como Cary Grant actuaron en sus inicios en vodeviles con muy malos guiones (antes de encontrarse con Mae West). Las grandes productoras fabricaban sueños para todas las medidas. Pero, en general, el cine actual es malísimo, como bien dices. Exagera en los cortes, tomas rápidas que no permiten reflexionar sobre lo que está ocurriendo. Gracias por participar.
ResponderEliminaractor con clase, con algo distinto y que no puedes dejar de observar
ResponderEliminarHola anónimo de Chat gratis; gracias por dejar tu apreciación sobre Montgomery Clift, me parece muy acertada.
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