Nacemos para estar vivos

Fotografía de un disco de vinilo de 12" (LP)

La vida es como un disco de larga duración de los de antes (un LP). Hay en ella un par de canciones alegres, muy buenas, que te hacen feliz por un instante; cinco o seis regulares, que ni te emocionan ni entristecen; dos bastante malas, que te resultan difíciles de soportar; y una o dos baladas, que te hacen llorar.
Siempre me he preguntado para qué nací. ¿Por qué estoy aquí? ¿tengo algo que ofrecer al mundo?
Bien, la respuesta me la ha dado Patrick Hernández: estoy aquí para estar vivo, y, mientras, es bueno que busque algo con lo que ocupar mi mente:

Vídeo musical de la canción Born to be alive (1979), interpretada por Patrick Hernández

Estar vivo..., el significado puede ser el de aportar cosas al entorno. Cuidar la naturaleza, no sólo alimentarme de ella. En la música, tras la canción protesta de los 60 y 70, las letras cargadas de reivindicación y de sufrimiento por existir en un mundo capitalista, entregado a la destrucción y a la explotación de los recursos, incluidos los humanos, nació la música disco, una forma de decir: bien, ya estuvimos tristes una época, ahora vamos a pasarlo bien. A finales de los 70, y durante gran parte de los 80, las discotecas se llenaban de gente que quería disfrutar. Pasado un tiempo de excesos, de droga y alcohol, aquellos discotequeros hoy son abuelos que sacan a sus nietos de sus casas para que salten en los columpios de cualquier parque. Hemos nacido para estar vivos.

Hernández se distingue de los demás, él simplemente quiere vivir, no busca una justificación para su existencia:

People ask me why
I never find a place to stop
And settle down, down, down
But I never wanted all those things
People need to justify
Their lives, lives, lives

Una maleta, una vieja guitarra y  algo para ocupar su mente son suficientes para él:

Time was on my side
When I was running down the street
It was so fine, fine, fine
A suitcase and an old guitar
And something new to occupy
My mind, mind, mind

...

It's good to be alive

Al menos una vez en tu vida: vive.

Dos películas interesantes que tratan el tema de la discoteca son: 54 (Studio 54) (1998) y Fiebre de sábado noche (1977):

Fotogramas de la película 54 (Studio 54) (1998)

La famosa discoteca Studio 54 tenía varios sitios donde, rozando la pista, las parejas podían tener sexo sin ningún impedimento.

Studio 54 contaba con una especie de Apolos que podían satisfacer los deseos sexuales de los ricos que lo requirieran. El actor Ryan Phillippe interpreta a un joven que consigue hacerse un puesto en Studio 54 al ser elegido por el mismo dueño de la disco cuando estaba en la cola para entrar.

Un aliciente para ver 54 (Studio 54) (1998) es poder disfrutar de Salma Hayek en un personaje que, aunque secundario, baila y canta.

Muchos de los famosos y de los ricos que pasaban por Manhattan dejaban algo de su dinero en el Studio 54; su dueño, Steve Rubell, podía acostarse cada noche con un saco de dólares americanos. En este filme lo interpreta el actor Mike Myers.

Para soportar varias noches seguidas de bailoteo, los empleados, y cualquiera que lo deseara, recurrían a pastillas estimulantes, drogas de síntesis.

Fotogramas de la película Fiebre de sábado noche (1977)

Toni Manero es un adolescente (o eso cuenta la historia, John Travolta tenía 23 años cuando interpretó este papel) que dedica la noche de los sábados a ser el mejor bailarín de la pista.

Fuera de la disco, Manero es un chico normal, lleva una vida la mar de ordinaria, con muy pocos alicientes.

Su pandilla la forman unos de los capullos más grandes que el cine haya retratado. Su grado de estupidez y su incapacidad para evitar una violación son enormes.

Pocas veces he sentido más desprecio que por estos desequilibrados y su extraño comportamiento mientras someten a abusos sexuales a la joven interpretada por Donna Pescow. Entiéndase que critico el acto que representan estos buenos actores.

La vida es algo más que divertirse en una discoteca, evadirse está bien, pero existen inquietudes y deseos que no se culminan en el interior de una sala llena de luces que giran mientras la música no deja oír tus propios pensamientos.

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