miércoles, 6 de febrero de 2013

Gimme that old time religion - El Sargento York (1941)

Extracto de la película Sergeant York (1941)

Dame esa religión de los viejos tiempos, dice la canción.  La acción se sitúa en 1916, en los meses anteriores al estallido de la 1ª Guerra Mundial. El personaje de Gary Cooper en El Sargento York (1941) es un “bala perdida”, un hombre que se pasa el día borracho, festejando a todas horas quién sabe qué junto a sus compañeros de juerga. Pero, gracias a la tenacidad de su madre, consigue cambiar su forma de vida, entiende que necesita un trozo de tierra fértil para cultivarla y se empeña en juntar el dinero que cuesta trabajando durante 60 días, tiempo que tiene de plazo por el vendedor hasta reunir la cantidad de 60 dólares. Hace toda clase de labores para los demás, trabaja a destajo, día y parte de la noche, pero algo se tuerce (es mejor que veamos la película para no romper todo el encanto de la trama) y su plan se viene abajo cuando estaba a punto de conseguirlo. La cuestión que nos lleva primero a este filme es el asidero de la religión: cuando todo está en su contra, cuando puede recaer en esa vida de borrachera y sinsentido, acude la celebración de misa de su pueblo. Le vemos con el rostro algo extasiado entregarse a la acogida de sus conciudadanos, al abrazo religioso. Personalmente, he encontrado en esta vida (en uno de esos trabajos perdidos de la mano de Dios) algún personaje que contaba haber vivido tal abrazo; ese, en cuestión, era sobre la entrega a una de esas nuevas sectas derivadas del cristianismo. Le recuerdo, como poseído, hablando de su ingreso a la nueva fe. Creo que, cuando todo está en nuestra contra, cuando nadie nos ayuda, podemos ser más vulnerables a esos abrazos místicos, que en cierta forma palian de entrada algo del sufrimiento, pero lo peor viene después, cuentan que el diezmo es una forma de pagar a plazos esa acogida tan afable… No he caído yo en semejante capítulo en mi vida, pero sí en el de los caprichos del destino, a cual más desesperante.

Fotogramas de la película El Sargento York (1941)
 Arriba vemos al joven York junto a sus amigos en sus años de tarambana.

Tras esta excelente fotografía está el mensaje de la recompensa: York trabaja muy duro, la joven de la que está enamorado se acerca en ese bello horizonte, la vemos a la derecha del plano, pronto le besará.

La sufrida madre de York pide a Dios que conceda a su hijo el obtener el dinero necesario para comprar la nueva tierra de cultivo, "he really means it", le dice. De nuevo, a Dios, todopoderoso, hay que estar contándole las necesidades nuestras, ¿es que está en Babia? Recuerdo que, siendo yo un niño, me disponía a tomar la Primera Comunión cuando me enteré de que existía en el mundo un lugar llamado Etiopía, entonces dejé de creer en el que llaman Creador, cumplí mi primer acto de hipocresía y tomé el cuerpo de Cristo.

La historia del Sargento York, Alvin C. York, da mucho más de sí y continuaremos echándole un vistazo en próximos días. Fue el soldado más condecorado durante la Primera Guerra Mundial (conocida como la Gran Guerra hasta que hubo que numerarlas) y se lo merece.

Para saber más sobre el tema (sentir más), podemos echar una ojeada al capítulo 3 de la serie Carnivale (2003) y presenciar una ceremonia de clase: Gimme that old time religion. Hay que reconocer que la canción es muy pegadiza.

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