Si nos fijamos atentamente, una bolsa en la siniestra de la imagen guarda dentro algo que los ojos adivinan rápido su brillo, oro. Dice, a las puertas de la casa de una dama, Don Juan a Lucía, criada de Doña Ana Pantoja, que casará mañana con el competidor de Don Juan: Hoy no es mañana, Lucia; yo he de estar hoy con doña Ana, y si se casa mañana, mañana será otro día. Después de varias, le pregunta Lucía desde dentro: ¿Y quién abre este castillo? Contesta Don Juan: Este bolsillo. Saca la bolsa y el oro arregla la trampa. Con oro no hay que falle, ríe más tarde Don Juan con Ciutti.
Recapitulemos, con oro se ayuda con unas, pero ¿y con Doña Inés?, que ama a Dios. Veamos:
Dos son sus armas, una vieja alcahueta que mete pronto el amor en el vacío corazón de la novicia y el sentimiento que aquel promete. La de negro, mirad su rostro, es Brígida, experimentada correveidile, maestra en concertar encuentros. La actriz es Tota Alba. Delante, lee la carta amorosa Doña Inés, Conchita Velasco. Qué fácil es dar amor de hombre a quien nunca supo de él. De la prohibición viene fácil el pecado, digo yo.
Don Juan se postra de rodillas ante Don Gonzalo, padre de Inés, pero de nada valen sus ruegos, a sus pies, pues el padre de la religiosa entiende que el Tenorio es un cobarde. Se une a esto Don Luis Mejía, haciendo más escarnio de la solicitud de Don Juan. Tanto se mofan de él, que olvida amor, padre y deseos de salvación y mata de un disparo a Don Gonzalo y de un espadazo al otro. Poner en duda su valor es el mayor daño que se le pueda hacer, para Don Juan nada hay peor.
Una lectura distinta hago ahora del fin de Don Juan. Ha dado muerte al padre de doña Inés, a ella también perdió. Muerto por el capitán Centellas, Don Juan hace su último engaño, del mismo Dios saca provecho, ¿no dice Él que su misericordia es infinita? Don Juan es perdonado al querer más que nada a Doña Inés, su alma se libra del castigo eterno y esto es gracias al amor. La aparición de la difunta le tiende su mano. Este momento es de un dramatismo tremendo, los sentimientos están a flor de piel. Mi interpretación es que todo esto de las sombras que aparecen ante Don Juan son ilusiones suyas, que tiene en sus últimos estertores. La cena que tuvo con el Capitán Centellas y con Avellaneda, el sueño en que ellos caen en la aparición de la sombra primera, creo, pudieran haber ocurrido como Centellas dice: habéis compuesto el vino... con un narcótico nos habéis hecho dormir.
El personaje de Don Juan lleva muchos siglos en la literatura, Tirso de Molina (El Burlador de Sevilla y convidado de piedra, de la que se conserva una primera publicación de 1630), Moliere (Don Juan, publicada en 1665) y el mismo Zorrilla (Don Juan Tenorio, publicada en 1844), son los autores que mejores obras crearon con su figura.
Si queréis tener dos horas de buen teatro y conocer mejor todo este embrollo del que os he hablado, podéis acudir a este teatro rodado en 1966, Don Juan Tenorio. Aprenderéis cómo es el que engaña, qué siente su padre, cuánto gana el que media en los encuentros, por qué caen las murallas de la castidad, cuán grande es el nombre de pendenciero y valeroso que es superior a su honra, en qué formas se nos aparece la conciencia, cuáles son nuestras creaciones en tiempo de morir:
Hasta donde sé, la obra es recitada de igual forma que por José Zorrilla fue versificada. Las palabras se dicen con el mismo orden e idéntica forma. Esto es admirable, están iguales el hombre y su sombra.
Sobre el autor de este cuaderno:
En mis ratos libres soy escritor de relatos, cuentos y novelas para niños, adolescentes y mayores. Puedes conocer mis libros visitando la siguiente dirección: http://elcuadernodehectorysuslibros.blogspot.com.es/
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