domingo, 9 de junio de 2013

Elías Querejeta, para continuar educando nuestra sensibilidad

Fotografía de Elías Querejeta en sus años de juventud
Siempre hay quien se cuestiona el porqué de ver cine o leer libros si nada de estas actividades parece provechoso, hacerlo no nos quita de ser pobres, por ejemplo. Pero pensar tal cosa es un error, aunque nos cuesta verlo porque hemos crecido en una sociedad que nos enseñó a ser insensibles, a perder el amor por aquello que pueda educarnos a ser sensibles. Ayer murió un hombre que amaba el cine, que lo amaba tanto que ponía de su dinero para producir cine, para que éste naciera en España e intentara tener vida aquí y fuera. Se llamaba Elías Querejeta. Valoraba mucho el guión y el montaje como partes importantísimas en la elaboración de un buen largometraje. Produjo cintas de culto como son: La caza (1966), reconocida internacionalmente; El espíritu de la colmena (1973), una obra de arte intemporal; Mamá cumple cien años (1979), un recital de interpretación; El sur (1983), un deber para cualquiera que ame el cine (como me dice un amigo, cuyo cuaderno de Filosofía enlazo aquí: esta película tiene algo de Platón); Los lunes al sol (2002), un espejo de nuestra realidad... Entre las películas que más le gustaban como espectador están: Una noche en la ópera (1935), de los maestros del vodevil filmado, los hermanos Marx; La diligencia (1939), del inconfundible John Ford; Matar a un ruiseñor (1962), una imprescindible para todo cinéfilo; El séptimo sello (1957), una clase de existencialismo... Cito estos largos porque por los gustos del hombre le conocerás un poco más, creo. El nombre de Querejeta quedará unido en la historia del cine al del genial director Víctor Erice por haber sido el productor de esas dos obras magistrales que ya nombré: El espíritu de la colmena (1973) y El sur (1983). De cuidadoso estudio serían las diferencias que nacieron entre ellos tras estas dos colaboraciones. También irá ligado su nombre al de Carlos Saura, el maestro de la dirección declaró en el programa Versión española de TVE que sin Querejeta no hubiera sido posible su cine, que era él el que luchaba porque pasara la censura y pudiera llegar a las salas en buenas condiciones, no sólo ponía el dinero sino también todo su esfuerzo.

Fotografía de Elías Querejeta en sus años de madurez
No se me ocurre otra forma mejor de intentar aprender algo más de su figura que la de ver con atención un documental realizado por TVE entre 2011 y 2012, su título es: 24 horas con Elías Querejeta, y pertenece a la serie de Imprescindibles. Querejeta fue una pieza fundamental para este arte que es el cine, valoró el cambio político y social del país y ayudó con su dinero a que aquello que ocurría (que engloba a las ideas y lo que sentíamos) llegara a las pantallas bajo el plan de unos directores, Querejeta se involucraba porque amaba el cine.

Para finalizar con este homenaje, y como a Querejeta le gustaba mucho el fútbol y su equipo, La Real Sociedad, podíamos darle vida leyendo una entrevista que realizó junto al mejor portero de fútbol de la historia: Luis Miguel Arconada, para el periódico El País: Elías Querejeta y Luis Miguel Arconada. Siempre he visto al portero como un símbolo del humano encargado, como último remedio, de evitar una perdición.

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