Noticia literaria con sorpresa. Me cuenta un amigo que el ganador del V Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín es el guionista Pablo Laporte; podemos leer la noticia en el periódico digital: El Diario de Navarra. La sorpresa para todos ha resultado ser que su hermano, Eduardo Laporte, era uno de los 4 miembros del jurado. Esto despierta suspicacias. La noticia está ahí; con todos mis respetos, me limito a publicitarla.
Me gustaría también hacer una pequeña crítica sobre el relato que ha quedado en segunda posición: una ortografía deficiente es su mayor distintivo, vocativos sin coma, dúplex sin tilde, esos días anotados a los que tan pronto sigue un punto como dos, habla otra voz y no comienza con mayúsculas, el autor desconoce los signos de exclamación... Podemos leerlo en este enlace: blogsanfermin.com
El debate está servido: ¿Es lícito premiar en un concurso al hermano de uno de los miembros del jurado? ¿Debería el ganador rechazar su premio arguyendo que no sabía que un familiar suyo estaba en el jurado? ¿Se puede premiar un relato que no se atiene a la corrección ortográfica al uso?
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No disfruto escribiendo artículos como este, simplemente quiero buscar un poco la verdad, que salga a la luz. No conozco las razones por las que suceden cosas así, el porqué de premiar a familiares o a escritores que ignoran las normas esenciales de la ortografía. Para mí esto resulta triste.
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