Fotograma de la película Django unchained (2012)
En la última película del retratista de violencia
con elegante encuadre, el señor
Quentin
Tarantino, transformador de cine B en cine A:
Django unchained (2012), podemos ver
a hombres y mujeres afroamericanos, de color de piel morena, interpretando a esclavos
descendientes de africanos en pleno siglo XIX, cuando aún no se les permitía
siquiera tener descendencia con hombres y mujeres blancos. La cuestión es que
estos pobres seres humanos, tan sufridos y maltratados por el hombre blanco, en
la realidad eran más oscuros de piel, mucho más que esos actores que hoy en día
devuelven sus espíritus a la vida, sus historias y miserias a través del magnífico
arte que es el cine.
Cuenta la historia que el término nigger era usado
por los blancos americanos al referirse a los hombres y mujeres africanos
usados como esclavos. Una época marca a todos los que en ella existen, hombres
de gran valía para la ciencia o la escritura también creían, en esos siglos pasados,
en la diferencia de razas y no eran contrarios a este abuso que significa
siempre la esclavitud. La palabra nigger la usan hoy en día algunos
afroamericanos morenos para referirse entre ellos, pero, ah, Dios, ten cuidado
de usar tú esa palabra, cargada de un cierta aureola denigrante, si tu piel es
tirando a blanca. No se te ocurra. Entiendo perfectamente el enfado del
excelente director de cine Spike Lee cuando se queja del exceso de este
largometraje en el uso de la dichosa palabreja (en su versión original). Cada uno de nosotros tiene
distintas percepciones de lo que significa un abuso y lo que trae consigo una
exagerada denigración.
En esta cinta, destaca la interpretación de
Samuel L. Jackson en un personaje cargado de matices psicológicos. Encuentro la historia, en general, como la de uno de esos tebeos, que llamamos comics, donde ir más allá de lo razonable es parte de la fantasía, aquí, a 24 imágenes por segundo, a esta nos entregamos espectadores y directores de cine. Por lo demás, la cinta parece que no decepciona a los aficionados al
cine con sello de Quentin Tarantino, aunque a mí me haya parecido una cinta menor con escasa entidad filosófica y artística.
PD. El primer
Django fue rodado en 1966 por el director italiano Sergio Corbucci. La filmación se desarrolló en varias localizaciones de España, Madrid: Colmenar Viejo y La Pedriza. Pero esa es otra historia muy distinta en todos los sentidos.
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