Quiero publicar una pequeña reseña sobre el Cantar de Mío Cid, es mi deseo reseñar muchos de los libros que he leído, semejante tarea me tendrá ocupado los ratos libres que tenga de vida saludable. El gran poema épico de los castellanos tiene muchos estudios a sus espaldas, muchos tratados y ensayos, muchos chavales lo han estudiado en las escuelas. Hoy voy a dejar un poquito de lado tales estudios que tratan sobre si la afrenta de Corpes a las hijas del Cid no existió en la realidad, pero sí hubo unos hermanos infantes de Carrión y ahora una teoría de por qué se les usó para dejar en mal su nombre; si el poema fue escrito por Per Abbat, que lo firma en la última página, o sólo fue un copista, el significado, pues, de la palabra “escribió” en esa fecha; la hipótesis de la e paragógica en las rimas (piedade por piedad) con la letra e al final de los versos, como defendía Menéndez Pidal; el Cid histórico (que nació en 1040), en realidad mercenario que podía asaltar cualquier villa para recoger recursos y seguir en sus lances, contra el Cid épico y romántico, al que había que ensalzar; el año 1245 que señala Per Abbat para acabar su escrito sería el 1307 según nuestro calendario… Todo esto lo sacrifico por la obra en sí, por los sentimientos que transmite, y solamente traigo mínimamente al recuerdo aquello que significa en conjunto un poema épico para una nación: glorificar algo de su historia, un pegamento para sentirse unidos gracias a un pasado reformado y glorioso, al estilo de los franceses con su: Chanson de Roland (hacia 1100), los ingleses con Beowulf (s. VIII) y los alemanes con el Cantar de los Nibelungos (s. XIII). O sea: que soy un osado que solo mira al poema y lo que transmite.
El rey lo ha vedado, anoch dél entró su carta .
con grant recabdo e fuertemientre seellada.
No vos osariemos avrir nin coger por nada;
Si non, perderíemos los averes e las casas,
e aun demás los ojos de las caras.
Çid, en el nuestro mal vos non ganades nada.
Mas el Criador vos vala con todas sus vertudes santas."
En esto despertó el que en buen ora naçió;
vido çercado el escaño de sos buenos varones:
"Qués esto, mesnadas, o qué queredes vos?"
— "Ya señor ondrado rebata nos dio el león."
Mío Çid fincó el cobdo, en pie se levantó,
el manto trae al cuello, e adeliñó pora' león;
el león quando lo vio, assí envergonzó,
ante mió Cid la cabega premió e el rostro fincó.
Mió Çid don Rodrigo al cuello lo tomó,
e llévalo adestrado, en la red le metió.
A maravilla lo han quantos que i son,
e tornáronse ai palagio pora la cort.
El caballo le salió bueno a Minaya Alvar Fáñez, y así pudo matar hasta treinta y cuatro moros. ¡Oh tajante espada, y cuan ensangrentado trae el brazo, escurriéndole por el codo la sangre! — Ahora sí que estoy satisfecho — dice Minaya — . Ahora llegarán a Castilla las buenas nuevas de que mi Cid Ruy Díaz ha salido victorioso en guerra campal.
Hay tantos moros muertos, que apenas quedan supervivientes.
En fin, hoy diríamos: ¡Oh, Dios, qué barba tan espléndida la suya! Y que nadie se la haya tocado: Par aquesta barba que nadi no mesó (2832).
Mala cuita es, señores, haber mengua de pan (1178)
Aquí veriedes quexarse infantes de Carrión (3207) Aquí veríais...
Direvos de los cavalleros que llevaron el mensaje (1453) Os diré...
El juglar habla con nosotros, somos su público querido.
* A pesar del pésimo estado de este manuscrito original del s. XIV, sobre el que se han usado toda clase de reactivos químicos, sulfuro de amonio, sulfato de potasio, ácido clorhídrico, etc., existe una copia del Cantar realizada por Juan Ruiz de Ulibarri en 1596 que permite interpretar los pasajes que están peor conservados.
Para los amigos que pretendan examinarse en el instituto de conocimientos sobre el Cantar de Mío Cid, y tengan la tentativa de no leerlo sino ver esta película: puede que suspendan en masa. Un resumen del gran poema sacado de la enciclopedia Espasa les valdría mucho más. La cinta, no obstante, contiene un excelente ejemplo de cine épico, una aventura que debemos visionar todos los cinéfilos; toma sustancias de las obras teatrales del siglo XVII: Le Cid, de Pierre Corneille, y Las Mocedades del Cid, de Guillén de Castro, y claro: del cantar de gesta que es el mismo Cantar de Mio Cid, que suponemos data del s. XII. Una curiosidad: las edificaciones que sirvieron de escenario para el filme son del s. XV, imposible sería encontrar algunas en pie del s. XII. Ramón Menéndez Pidal (renombrado filólogo e historiador de gran prestigio) con 92 años, y su hijo Gonzalo (historiador y cartógrafo) asesoraron sobre el atrezzo, el lenguaje a usar y la elección de la partitura, al menos para que no desfiguraran mucho la historia del Cid.
EXCELENTE ME HA AJUDADO MUCHO A COMPREENDER ESTE GRAN CLÁSICO, ESTUDIAR ESTE EN SU LENGUAJE ORIGINAL ES BIEN COMPLICADO , SOY FANATICA DE PELICULAS ENTONCES LA HIRÉ A BUSCAR PARA VERLA Y OBVIAMENTE LEERÉ EL LIBRO, HAS TRAIDO MUY BUENA INFORMACIÓN TE FELICITO.
ResponderEliminarGracias, Cecilita, es bueno que leas mucho y puedas sentir lo que en otras épocas. La lectura también te ayudará con el lenguaje, la gramática y la ortografía. Ánimo.
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