En esta ocasión, hablo un poco del largometraje histórico, filosófico y antibelicista El último valle (1971). El título original de esta cinta es The Last Valley.
Estamos ante un drama histórico, que constituye una crítica severa al hombre, las guerras y la religión. Está ambientado durante la llamada Guerra de los 30 años, que sucedió desde 1618 hasta 1648.
La Guerra de los 30 Años estuvo formada por una serie de enfrentamientos bélicos en la Europa Central durante la primera mitad del siglo XVII, en ella participaron las grandes potencias europeas. Aquel fue un conflicto que mezclaba política y religión. Luchaban católicos contra protestantes.
El largometraje que tratamos hoy fue dirigido por el australiano James Clavell, que fue novelista, guionista, director y veterano de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual fue prisionero de guerra en un campo de prisioneros japonés, y luego en una prisión en Singapur, en la que, según sus propias palabras, aprendió a sobrevivir. Solamente uno de cada 15 prisioneros salía con vida de aquella cárcel, en la que eran alimentados con lo mínimo. Les daban de comer un poco de arroz, un huevo a la semana y, algunas veces, algo de verduras.
¿Por qué cuento todo esto sobre James Clavell? Pues porque él fue el realizador de la cinta que tratamos hoy, él adaptó la novela del mismo título del escritor John B. Pick (publicada en 1959), y James Clavell entra de lleno en el nivel de persona con experiencia en la vida, que sabe bien de lo que habla, muy alejado del guionista medio de hoy en día, que escribe sin haber vivido. Lo dejo en el aire.
Los actores principales de esta película son Michael Caine en el papel de un capitán de un ejército mercenario, y Omar Sharif, un maestro de escuela, que aquí representa la razón.
La trama es sencilla: Este capitán y la soldadesca que comanda llegan a un valle tranquilo al que todavía no ha entrado la guerra. Allí encuentran a un profesor que huye de la hambruna ocurrida en su región, el centro sur de Alemania. En principio, el capitán va a dar muerte a este hombre de letras, pero este último le convence de que se quede en el valle y sobreviva con sus hombres aprovechándose de las cosechas y recursos de los habitantes de ese lugar. Entonces, en ese poblado se formará lo que podemos llamar un “microcosmos” que representa todos los aspectos y elementos de ese momento histórico, la guerra fundamentalista entre católicos y protestantes. Allí reconocemos las figuras del político, el religioso, el soldado y el hombre que usa la razón (aquí lo llaman varias veces filósofo).
Esta es una cinta cruda, adelantada a su tiempo, que forma parte de aquel cine de principios de los años 70 que comenzaba a mostrar una realidad histórica oscura y oculta para la mayoría, las atrocidades cometidas en nombre de la religión, y la locuras que realiza el hombre cuando tiene el poder de las armas sobre campesinos, ganaderos y todo aquel que encuentre en su camino. Hay, entre muchas ideas que contiene esta película, un diálogo en el que se afirma que el hombre poderoso de ese valle (aquí podría simbolizar al político de esta historia) es temido por el pueblo, y por ello tiene el mayor poder; al religioso le temen por el miedo al infierno, el miedo a esa leyenda.
La película El último valle fue rodada casi por completo en un bonito valle del Tirol, en Austria. Tiene una fotografía comedida, en la que destacan planos generales amplios, y la sensación de permitirnos sentir que estamos ahí, contemplando la acción, sin la interrupción constante de distintas tomas (predominante en el cine actual).
Cuentan los libros de cine que, aunque obtuvo cierto éxito en la taquilla en el Reino Unido de Gran Bretaña, la cinta no consiguió recuperar el dinero de su enorme costo de producción (alrededor de 11 millones de dólares), y perdió más de 7 millones de dólares de los invertidos. Esto pudiera ser porque cuenta una historia con cierto halo de antirreligiosa, es pesimista y, quizá, no fue bien anunciada y entendida en su momento. Hoy en día, constituye un filme de culto a rescatar y reivindicar.
La película contiene dos excelentes interpretaciones, la que compone Michael Caine, de un capitán sobrio, astuto y cínico, y la que realiza Omar Sharif de un sufrido hombre que usa la razón como modo de vida, y la inteligencia como forma de supervivencia, entenderán a qué me refiero cuando vean la película.
La música estuvo al cargo del genial John Barry, que aporta un toque épico a lo filmado. Recordemos que John Barry puso la banda sonora a películas de James Bond, y largometrajes de la altura de El león en Invierno (1968), Memorias de África (1985), Bailando con lobos (1990) y un largo etcétera.
Otro largometraje muy recomendable de James Clavell es To Sir, with love (1967), que conocemos en España como Rebelión en las aulas, y Al maestro con cariño en Hispanoamérica.
“Dios es una excusa que se usa demasiado”, termino con esa frase del personaje de Omar Sharif, el hombre que usa la razón.
Vídeo en el que leo esta reseña crítica sobre el largometraje El último valle (1971, The Last Valley)
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