Apuntes para una crítica de The Martian Chronicles, la novela de 1950 escrita por Ray Bradbury, y la miniserie para la televisión del mismo título dirigida por Michael Anderson en 1979 y televisada en 1980.
Del escritor de misterio, fantasía, terror y ciencia ficción Ray Bradbury recomiendo la novela Fahrenheit 451 (1953) y las recopilaciones de relatos Crónicas marcianas (1950) y El hombre ilustrado (1951).
Al director de cine y televisión Michael Anderson lo recordamos por los largometrajes: 1984 (1956), La vuelta al mundo en 80 días (1956), Las sandalias del pescador (1968) y La fuga de Logan (1976).
La miniserie Crónicas Marcianas (1979-1980) consta de 3 episodios de 97 minutos de duración cada uno. En poco más de 4 horas y media se muestran algunos de los relatos más asombrosos dentro de la recopilación del mismo título publicados en conjunto por primera vez en 1950 por Ray Bradbury. Todos narran una historia relacionada con la colonización de Marte por los humanos, existiendo o habiendo existido marcianos en ese planeta.
Para esta adaptación televisiva contaron con el guión del escritor Richard Matheson, autor de obras de ciencia ficción tan famosas como: Soy Leyenda (1954) y El increíble Hombre menguante (1956), estas dos novelas se han llevado al cine con cierto éxito. En general, el guión conserva parte de la esencia original de la novela, omite relatos importantes, lo cual podría ser debido a la exigencia que tendrían esos a la hora de producirlos y llegar a rodarlos, por el enorme coste que eso supondría. En la novela original, por ejemplo, hay un relato sobre hombres negros de los EE.UU. que quieren huir del racismo de la Tierra pagándose sus propios cohetes con los que ir a Marte. Sin embargo, en la miniserie televisiva, un astronauta de la tercera misión es negro.
Escenario único y sorprendente. Primera expedición. Antes de llegar a Marte una tripulación de dos astronautas humanos, una mujer marciana sueña con ellos y su nave. Su marido marciano, celoso, la escucha hablar en sueños. A la llegada de la nave, el marciano toma un arma y una máscara de guerrero y sale a su encuentro, con la muerte de los astronautas termina esa expedición.
La novel original trata temas como la guerra, el racismo, el colonialismo, la influencia de la tecnología en los hombres, la capacidad de la humanidad para autodestruirse, la decadencia de una civilización.
Según Ray Bradbury, no se trata de predecir el futuro, sino de presentar algo terrible que podría ocurrir para que lo evitemos antes. Guerra nuclear.
La lentitud en la narración nos deja pensar. El espectador moderno no está acostumbrado a pensar mientras ve una película de hoy en día, le resulta tortuoso, esta serie tiene un contenido filosófico destinado a que nos hagamos preguntas. Si el ser humano viaja a Marte y crea allí una nueva civilización, ¿llevará consigo los problemas de la humanidad? Ira, codicia, burocracia. El ser humano comienza una nueva vida en otro mundo, pero lleva consigo todos sus defectos, todas sus bondades y miserias.
Mientras que en la novela los relatos son independientes entre sí, y solamente están conectados por los sitios en los que transcurren y la línea temporal que siguen, en la serie para la televisión de 1980, los relatos tienen una conexión con el personaje principal, el coronel interpretado por el actor Rock Hudson.
La serie se rodó en parajes naturales de Lanzarote (una de las Islas Canarias) y Malta (isla del Mediterráneo). Es una producción británica con participación estadounidense.
El problema para los humanos con los marcianos, tanto en la novela de Ray Bradbury (The Martian Chronicles, 1950) como en la miniserie para la televisión del mismo título (que en español conocemos como Crónicas Marcianas, 1980), es que pueden hacernos creer lo que quieran de forma telepática; una de sus armas es la telepatía. En una de las expediciones al planeta rojo, ellos hicieron que unos desdichados astronautas creyesen que estaban en sus pueblos natales de los Estados Unidos de América. ¿Cuál era la intención de los marcianos? Que los humanos bajaran la guardia.
En una entrevista realizada en 1979, antes de estrenarse la serie en los EE.UU., el autor Ray Bradbury ante la pregunta de qué le había parecido la serie (en un pase privado), declaró que era aburrida. La serie postergó la fecha de su primera emisión hasta 1980.
Como curiosidad, en el planeta Marte debe existir una gravedad igual al 38% que en el planeta Tierra, esto no es considerado en la novela ni en la serie televisiva.
En la novela original hay una especie de poesía evocadora en su prosa y mensajes subliminales acerca del ser humano que se confunden con los defectos de los marcianos. En la serie se consigue retratar en imágenes muchos sentimientos que produce la lectura de la novela, como la singularidad y la rareza de la raza de marcianos reflejada en el mismo hombre y su comportamiento, las dos civilizaciones muestran muchos defectos.
Estamos ante una ciencia ficción para reflexionar y filosofar. Nacen preguntas y buscamos respuestas.
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