Este largometraje tiene un guión basado en una novela de intriga escrita por Pierre Boileau y Thomas Narcejac, publicada en 1954, dos novelistas franceses que destacaron por escribir de forma conjunta más de 40 novelas de suspense y misterio. Otra popular novela de estos autores se llevó al cine bajo el título de Las Diabólicas (1955), un clásico del cine francés.
En los títulos de crédito iniciales podemos ver una especie de espiral que gira, creo que podría simbolizar el eterno retorno, la repetición de los acontecimientos.
La escena con la que comienza este largometraje, la persecución sobre los tejados de la ciudad, fue homenajeada por la película The Matrix (1999), recordemos que el verde era un color predominante en esa cinta.
En esta película, cualquier conversación, por banal que parezca, tiene un significado especial. Cuando el señor que contrata al detective Scottie (que fue un compañero suyo en la universidad, interpretado por James Stewart) para que siga a su esposa, le habla de que la ciudad de San Francisco antes representaba la libertad, nos quedamos con la idea de que él anhela la libertad, ¿de su matrimonio, quizás?
El color verde envuelve a uno de los personajes interpretados por la actriz Kim Novak. Viste un traje verde la primera vez que la ve Scottie. Conduce un coche verde. Más adelante, explicaré la importancia de este color, el verde.
La primera vez que Scottie puede admirar a Madeleine (la supuesta esposa del hombre que le ha contratado, interpretada por Kim Novak), la ve a través del marco de una puerta, en el interior de un restaurante con alfombras y paredes de rojo, mientras ella lleva puesto un vestido con un toque verde. Aquella es la imagen propia de un cuadro.
Kim Novak aquí se presenta como una mujer carnalmente apetecible. Cuando el personaje interpretado por James Stewart rescata del agua a una de las dos mujeres que ella da vida en esta película, que ha saltado al mar desde un muelle de la bahía de San Francisco, él la lleva a su casa, y luego la vemos en la cama de él, lugar en el que despierta sin ropa. Él la ha tenido que desnudar para que ella esté así en su cama. Él la ha visto completamente desnuda e inconsciente. Ellos no hablan de eso, pero nosotros lo entendemos. Esta fue la idea que se despertó en mí tras ver por primera vez esta cinta. Ahí la tuvo que haber visto, y disfrutado quizá, desnuda, a través de la vista y las sensaciones que despierta esa contemplación. Luego descubrí que el crítico y realizador cinematográfico Francois Truffaut también había pensado lo mismo. La sensualidad de Kim Novak aquí es tremenda, como cuando la vemos luego llevando un vestido sin sujetador en el otro personaje que interpreta aquí, que, en realidad, es la misma mujer. Completamente opuesta a la figura que interpreta una amiga de Scottie, una joven diseñadora de ropa, una chica totalmente sencilla, que carece de la sensualidad de Madeleine. No es, en absoluto, el ideal de mujer de Scottie.
Mi teoría sobre los colores de esta película está en que el rojo significa la muerte y el verde, la vida, el regreso a la vida, incluso el retorno espectral de una muerta a la vida; en la toma en la que "la segunda mujer" se convierte en la primera, aparece con un halo de luz verde que rodea su figura. El director Alejandro Amenábar hizo una especie de homenaje a esta secuencia en su filme Abre los Ojos (1997).
Antes de que suceda lo anterior, cuando el protagonista ve a "la segunda mujer", que es casi igual que Madeleine, ella viste también de verde.
Esa mujer está acostumbrada a que todos los hombres la quieran llevar a la cama, en una ocasión dice: “Lo llevo comprendiendo desde que tenía 17 años”, refiriéndose a las motivaciones que tiene el protagonista para querer seguir viéndola, salir con ella, quiero decir.
La luz verde se presenta en toda la figura del cuerpo entero de Madeleine (Kim Novak) cuando parece volver de la muerte. En realidad, era la misma mujer, solamente que ahora viste igual y tiene el mismo color de cabello (rubio), el mismo peinado; por unos segundos, él parece creer que retrocede en el tiempo.
Una vez más, Alfred Hitchcock nos cuenta cosas que el protagonista desconoce. Cuando Scottie se encuentra con la muchacha que ha fingido ser la mujer del hombre que le contrató para que la siguiera, la mujer que fue asesinada por su esposo, y que Scottie, en realidad, nunca conoció, Hitchock nos cuenta la historia de esa trampa que tendieron a ese pobre hombre (interpretado por James Stewart) a través de una analepsis, imágenes del pasado, a Scottie solamente lo usaron para que fuera testigo de un falso suicidio, que, en realidad, fue un asesinato.
En este largometraje se usó por primera vez el llamado “dolly zoom”, también llamado “efecto vértigo”, que crea una distorsión en la perspectiva que tenemos entre el objeto enfocado y su fondo. A partir de este largometraje, este efecto fue usado en otros muchos, como en la película Tiburón (1975).
El protagonista de esta historia padece acrofobia (miedo a las alturas), y obsesión, no creo que sea impotente, como lo era en la novela original; él sí podría consumar el acto sexual. Según Hitchcock en su comportamiento hay algo de necrofilia, en este caso, amor por una persona muerta (o que él cree muerta).
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