Carlos Pumares era un señor mayor (ya lo era a finales de los años 80), que se enfadaba por cualquier cosa, gritaba incluso a los radioyentes más educados que le llamaban para preguntarle sobre una actriz, un guion, una película, cualquier cosa provocaba la ira de ese sujeto. A mediados de los años 80, intenté escuchar varios programas de este iracundo profesional, pero me resultaba imposible soportar su mal humor. Parece que la gracia de dichos programas estaba en el temperamento irascible de Pumares, y los enfados que se cogía en cualquier momento. Para mí, eso resultaba insoportable. Hay quienes afirman que alguien le llamaba para tomarle el pelo, claro, para muchos resultaba gracioso enfadar a este ogro, y él era tan poco inteligente, que caía en su juego: "¡Tengo tu teléfono, te vas a enterar!" Gritaba el tipo, mientras farfullaba palabras de condena. Claro, señor Pumares, que ese "bromista" le va a llamar a usted desde su casa. ¡Le llamaban desde cabinas públicas, que en la ciudad había a porrillo, alma de cántaro!
Con el debido respeto: Jamás aprendí algo realmente interesante del tal Pumares, el tipo había leído algún libro de cine, y sabía lo mínimo sobre algún director clásico, como John Ford, Alfred Hitchcock, Frank Capra, etcétera, pero no se esforzaba por entender el cine moderno (de aquellos años 80 y principios de los 90), o el de cualquier otro sitio que no fuera Hollywood.
En definitiva, me molesta que, cuando alguien muere, aparezcan cientos de zascandiles a cambiar la realidad para decir: "¡Qué bueno era!" ¡Era más malo que la quina! Y con él no aprendías sobre la asignatura cinematográfica, solamente escuchabas a un señor mayor enfadado, soltando la bilis a diario, desahogándose de sus problemas en una emisora de radio. Que descanse en paz su alma.
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