El drama de La Bounty

Tal vez no vivamos para ver qué sigue al capitalismo. Dicen los libros de historia que una forma de dividirla es atendiendo al sistema de producción, distinguiendo: esclavitud, feudalismo, capitalismo... ¡Sólo tres para tantos miles de años! Duran mucho. Estoy leyendo El drama de La Bounty, según las anotaciones originales del capitán Bligh, que no era tan desalmado como lo pintan en las películas. El caso es que en la isla de Nueva Citerea descubre que los hombres matan a sus propios hijos. Tinah, un indígena, le explica que también tuvo que sacrificar a su primer hijo, que es necesario este extraordinario remedio con el fin de impedir la superpoblación. “Tenemos demasiados hijos y demasiados hombres”. Lo que desconocían estas gentes es que desperdiciaban vidas humanas, pues a poca distancia estaba el vasto continente de Nueva Holanda. Inmensas extensiones de tierras incultas y casi inhabitadas. Desconocían estos insulares los medios para emigrar a Nueva Holanda. Todo esto preocupaba a William Bligh, pues él mismo llevaba la planta del pan a Europa con la intención de dar de comer a los europeos. Bueno, la cuestión es que puede haber una solución a esto que nos ocurre en el mundo, a esta gran crisis, pero estamos como aquellos indígenas, no vemos más allá de nuestro sistema. Hay que inventar otro.

Notas para quienes estén interesados:

Nueva Holanda fue el nombre histórico que recibió la isla-continente de Australia hasta 1824.

La isla de Nueva Citerea es Tahití (en la Polinesia Francesa, Océano Pacífico), isla de bellas mujeres (en la Citerea griega nació Afrodita, diosa del amor, de la belleza).

El drama de la Bounty es un libro editado por Amigos de la Historia en 1969. Son textos, cito, “de primera mano, cada uno representa un testimonio auténtico, aportado al proceso por quienes lo vivieron. La historia de la Bounty, de sus tripulantes y de su jefe a través de diarios, cartas y declaraciones ante jueces…”