El hombre mira su reflejo y descubre que es una criatura absurda, vive en el caos, su existencia carece de sentido.
Para Martin Heidegger, ser hombre es "estar en el mundo. Ha sido arrojado ahí para la muerte". Asumiendo esto último, una condición inevitable, caemos en la angustia existencial. El hombre se reduce a su existencia.
En su obra La náusea (1938), Jean-Paul Sartre muestra la angustia del hombre por vivir en un mundo que no se puede explicar. El hombre no puede ser Dios y quiere serlo, su pasión es imposible y no la puede reprimir: "el hombre es una pasión inútil".
Para Albert Camus el hombre es un extranjero en su mundo (El extranjero, 1942). En La peste (1947), el dolor y la muerte asedian el mundo recreándose en el absurdo del sufrimiento que procuran. El hombre reacciona: ante lo absurdo, descubre su lucidez; ante el sufrimiento, se rebela.
Pío Baroja hablaba así (llevado por su pesimismo existencial): En Memorias, "Por instinto y por experiencia, creo que el hombre es un animal dañino, envidioso, cruel, pérfido, lleno de malas pasiones, sobre todo de egoísmos y vanidades." En El mundo es ansí, "La vida es esto: crueldad, ingratitud, inconsciencia, desdén de la fuerza para con la debilidad".
Para Schopenhauer, "La vida es una cosa oscura, ciega, potente y vigorosa, sin justicia, sin fin; una fuerza movida por una corriente x -la voluntad-. En vano se buscará un sentido a la vida: ciega, insensata, cruel es la vida..."
Dice Unamuno: "Si el alma no es inmortal, nada vale nada, ni hay esfuerzo que merezca la pena... El hombre tiene hambre de Dios, garantizador de nuestra inmortalidad personal... ¡Ser, ser siempre, ser sin término, sed de ser! ¡Ser siempre! ¡Ser Dios!"
Recordemos las grandes guerras del siglo XX, la espantosa Guerra Civil española. Antes de esta historia terrible, Nietzsche afirmaba que "la existencia es absolutamente insoportable". De este sentimiento trágico de la vida surgió el existencialismo. El mundo se había presentado como un sitio deshumanizado, que para Kafka "nos lleva nadie sabe dónde."
Yo tampoco tengo confianza en el hombre, la vida para mí resulta absurda y, por tanto, carece de sentido. Para vivirla y soportarla, cada vez estoy un poco más loco: lucho contra el sufrimiento, leo y escribo contra lo absurdo. Mi lucha siempre termina en una derrota trágica de la que me recobro en unos días y vuelvo a empezar.
Bibliografía. Literatura del siglo XX. Fernando Lázaro/ Vicente Tusón. Libro para los estudiantes del curso de C.O.U. Grupo Anaya, S.A. 1989.
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