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viernes, 24 de febrero de 2012

Donaciones, ¡qué molestosas! ¿Un peaje obligatorio?

Extracto de la película Aterriza como puedas (1980)
Ayer caminaba por el espacioso pasillo que conduce a un gran hipermercado. Advertí que eran muchas las personas que iban y venían cargadas de bolsas de la compra y, viendo que estaban los tres personajes de siempre de una gran organización, cuyo nombre omito para evitar disgustos, pidiendo donativos como casi todos los días del año, cogí la vía más alejada de ellos, hombro con los escaparates de varios comercios de un flanco intenté evitarlos, pero me fue imposible. Muchas han sido las veces que les he dicho que no puedo dar donativos a su organización, algunas he recibido una contestación sarcástica que viene a ser algo así: “De lo que gasta en sus compras, podría dejarnos algo a nosotros, una pequeña donación, nada más”. Bien, esta vez decidí hacerme el sordo, no escucharles. Todo esto mientras una joven insistía en pedirme la contribución oportuna, a pesar de que yo corría intentando alejarme de ella. Para mi desdicha, se añadió al corro una niña que decía en alto y riéndose: “¡Señor, je, je, le están hablando, je, je! ¿está sordo?”. Bueno, no estoy sordo, déjeme tranquilo. No me moleste, le decía yo algo nervioso. ¿Es que este es un peaje que hay que pagar? ¿Acaso tiene usted una licencia para molestar a las personas que no conoce y que, además, huyen de usted y de su organización?

Dedico este artículo a los pesados de las donaciones, machacones pedigüeños, insistentes impertinentes, insoportables personajes que piden y piden sin tener en cuenta que nosotros, que por ahí pasamos con nuestros problemas, nuestras deudas, nuestra miseria, no estamos obligados a atender sus colectas; que alguno, como yo, podría estar hasta las narices de su molestosa recaudación.

Señores que pedís donaciones por estos mundos de Dios: Si alguien huye de vosotros, no insistáis, no tenéis licencia para molestar, no estamos obligados a pagaros un peaje. 300 veces al año son demasiadas. Van destinados a vosotros estos extractos de arriba, que pertenecen a la película Aterriza como puedas (1980). Quedad con vuestra recaudación para el que quiera atenderla.

Fotograma de la película Aterriza como puedas (1980). El actor es Robert Hays.
Aterriza como puedas (1980) es una comedia desternillante de los directores: Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker. Es uno de los largometrajes que más risas me han provocado. Para el American Film Institute ocupa la décima posición de las cien películas más cómicas de todos los tiempos. Resulta extraño que el malogrado actor Robert Hays, que hacía de piloto nervioso, no haya tenido más papeles como este, porque es un cómico de gran altura, tanta o más que el que sí triunfó en ese género luego, Leslie Nielsen. En definitiva, es una cinta que recomiendo para evadirse un rato de este mundo tan mediocre. Hollywood se ríe de sí mismo, parodia aquí el género de catástrofe aérea.


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