La violencia sí se contagia y el racismo es un invento de la Naturaleza

La violencia se contagia. Pondré un ejemplo literario y real a la vez. En la novela Historia de dos ciudades, de Charles Dickens, el escritor sintió, en un principio, pena por los franceses, aquellos que sufrían los despotismos de un régimen antiguo y terriblemente opresor con las clases bajas. Pero, en el discurrir de la Revolución Francesa, al descubrir toda aquella violencia desencadenada que se había apoderado de la muchedumbre, Dickens sintió la misma repulsión que cualquier ser humano noble de espíritu al asistir a un linchamiento público en el que el horrible enjambre (prostitutas desquiciadas, viejas chillonas, ladrones, gente pendenciera y violenta, etc.) festeja con alegría que corra la sangre, sea ésta de inocentes o no. La violencia se había hecho con la masa, la había convertido en su juguete diabólico.

El racismo es un invento de la Naturaleza. Hace poco, recibí un comentario de una persona anglosajona (a la cual no conozco de nada ni había llamado para que se pusiera en contacto conmigo). El único fin de este sujeto era llevarme la contraria en un asunto. Hasta ahí, todo iba con normalidad. Cualquiera tiene el derecho de pensar distinto a uno. El problema fue que, como último recurso, este individuo me insultó, dijo que los hispanos y los españoles somos la misma mierda. En una de sus frases, presuntamente ofensivas, terminaba llamándome: "brown skin" (piel marrón), como si esto fuera un insulto. Se me ocurrió pensar que este chico pretende que todos sus defectos y estupideces serán perdonados solamente porque es más blanco. En definitiva, este racista cree que es mejor (más completo, más inteligente y más guapo) porque su piel es de un tono más claro que la mía. El racismo, creo, es un arma de la Naturaleza para que exista la diferencia. Para que no se mezclen todos y pueda haber gente de piel blanca y de piel oscura. Es una herramienta creada por la Naturaleza. No podemos luchar contra la Naturaleza, no podemos parar un huracán. Cuando muchos dicen: Di no al racismo, di sí a la diferencia, se olvidan que el racismo ha hecho posible esa diferencia. Los designios de la Naturaleza son inescrutables.