Lo que más me interesa del largometraje Hacksaw Ridge (2016), magistralmente dirigido por Mel Gibson, es que su protagonista es un hombre que fue a la Segunda Guerra Mundial sin fusil, con el objetivo personal de salvar a cuantas personas pudiera. Solamente esto hace grande a su historia. Uno puede pensar que el soldado Desmond T. Doss fue un cristiano adventista obsesionado con el mensaje de su religión que dice claramente "no matarás", pero este hombre fue mucho más que eso. Tras alistarse, en el cuartel de entrenamiento, sus compañeros le patearon en distintas ocasiones para que abandonara su propósito de ir a la batalla sin carabina, no querían entre ellos a un soldado que se niega a coger un fusil en sus manos. Pero en la batalla de Okinawa, en una escarpada, al filo de una especie de acantilado, el soldado Doss ayudó a salvar la vida de 75 de sus compañeros, uno por uno, con una cuerda y la ayuda de sus delgados brazos (todo esto mientras le silbaban las balas del ejercito japonés). Mel Gibson declaró en una entrevista que este soldado hizo otras cosas increíbles que no pudo contar en su película por temor a que pensáramos que son inventadas, tal fue la naturaleza de este hombre pacífico con más agallas que ningún aprendiz de John Wayne. El soldado Desmond Thomas Doss fue el primer objetor de conciencia condecorado con la Medalla de Honor. Para mucho, en los que me incluyo, su historia es la de un soldado que vino a esta vida a salvar vidas y no a quitarlas. ¡Tres hurras por el soldado Desmond T. Doss!
Hacksaw Ridge literalmente significa: cresta de sierra. Así llamaban algunos a la batalla que se desarrolló tras la cresta de aquella colina en Okinawa. En España este filme recibe el título de: Hasta el último hombre. Una película claramente divida en dos: el alistamiento y la batalla. Recomendable, sin duda, sin alabar la guerra ni ensalzarla.
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