La llegada (Arrival, 2016), otro deber como cinéfilo

 Cartel publicitario de la película La llegada (Arrival, 2016)

Cuando de niño tomé la decisión de ver mucho cine y aprender lo que pudiera de este arte, comencé a ver películas que pertenecían a distintas listas (desarrolladas por críticos de esa época), que yo podría titular imaginariamente: “Deberes de aprendiz de cinéfilo” (no se lea “crítico de cine”, eso es otra cosa). Bueno, tenía un gran trabajo por delante. Creo que empecé por King Kong (1933), el día del Golpe de Estado (febrero de 1981) la emitieron durante las horas de incertidumbre que llevaron a un país (España) al borde del precipicio. Pero me desvío del tema cinematográfico: ¿Qué cosas hacen a una película buena, tan buena como para que forme parte de los deberes de un buen cinéfilo? Para mí, debe tener un buen guión (o, al menos, ha de ser interesante), una correcta imagen (si forma parte de un buen montaje, mucho mejor), unos actores competentes (de los que siempre se puede fiar un director) y una buena dirección, por supuesto. La música es de añadidura. Todas estas cosas forman parte de los puntos fuertes que pueden convertir a un largometraje en excelente. Y todo eso lo tiene La llegada (Arrival en el original). Los actores Amy Adams y Jeremy Renner están muy bien, Forest Whitaker nunca falla; el guión es muy interesante y está repleto de conceptos filosóficos; y Denis Villeneuve es un director muy imaginativo, con una gran sensibilidad para las imágenes. Además, se trata de ciencia ficción de la buena, muy novedosa: el interior de la nave espacial de los extraterrestres no se parece a nada que hayamos visto anteriormente. La apariencia de sus tripulantes (parecen pulpos enormes) te hace preguntar qué clase de tecnología podrían crear con esos tentáculos, pero lo suyo resulta más mental que físico. Viendo esta película he recordado mis lecturas de juventud, por ejemplo: El Motín de la Bounty (viajes a islas del pacífico para buscar la planta del árbol del pan con el fin de combatir el hambre en Europa; pero en esas aventuras había también un trasfondo de dos civilizaciones que chocaban, la búsqueda de un lenguaje común, el construir un diccionario de la nada, comparando las palabras de unos y otros, etc.).

Hay quien dice que los alienígenas de esta película viajaron muchos años luz para luego no saber hacerse entender, yo digo que eso es precisamente lo que hacen: intentar hacerse entender. Su mensaje es antibelicista. El tema de mezclar distintos tiempos en la vida de una persona durante el desarrollo de la historia es un recurso muy interesante con un final que puede desconcertar a algunos. Este es cine para pensar, sin duda. Sinceramente, no dejo de creer que el círculo que representa cada palabra de los alienígenas con cambios en su estructura simboliza el eterno retorno.

Vídeo en el que leo esta crítica de la película La llegada (2016)

Por último, te propongo leer la que yo creo que es una guía para entender los puntos filosóficos del largometraje La llegada, que pertenece al sitio Aula de Filosofía (escrito por el profesor Eugenio Sánchez Bravo): Denis Villeneuve: Arrival (La llegada, 2016).